Un fracaso heroico by Fintan O’Toole

Un fracaso heroico by Fintan O’Toole

autor:Fintan O’Toole [O’Toole, Fintan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00


No hay ninguna razón para suponer que esa mujer haya existido de verdad, pues Johnson mentía continuamente sobre todo lo relacionado con Bruselas. O que realmente hubiese científicos alimentando a mamíferos con ingentes cantidades de patatas fritas con sabor a cóctel de gambas. Pero eran los ingredientes necesarios para la fábula: una mujer mandona (un poco de emulsionante sexista es un aditivo útil para estas historias) con un objetable tono de voz escondida en su guarida burocrática, más malvados científicos torturando a animales indefensos en sus laboratorios, igual a una oscura conspiración para humillar a la democracia británica, no solo una, sino repetidas veces.

El toque de genialidad, no obstante, es el excremento de perro. Es lo que convierte todo este ejercicio en algo gloriosamente camp. Es el «exceso» el que hace que toda esta interpretación sea autoconsciente. La afirmación literal de Johnson es que las patatas fritas con sabor a cóctel de gambas y el excremento de perro tienen iguales derechos a formar parte de la dieta equilibrada del niño británico (no, por supuesto, de los hijos de gente como el propio Johnson: esta afirmación apela tanto al desprecio esnob de las clases media y alta —los gordos proletarios comen mierda— como al resentimiento de la clase obrera contra este desprecio). La conclusión es que si los cabrones intervencionistas de Bruselas intentasen impedir que los niños británicos fuesen alimentados con mierda de perro, eso también sería una humillación nacional y un asalto a la democracia británica. En otro contexto, parecería una sátira del euroescepticismo, una reducción al absurdo de su búsqueda desesperada de un agravio. Pero en la política camp de la trivialidad seria no existe separación entre la realidad y la fantasía, entre la sátira y el reportaje, entre las poses de héroe y de payaso. Cuando todo está entre invisibles signos de interrogación, todo tiene el mismo nivel de significado, ya sea «la democracia británica» o «dos onzas de excremento de perro al día».

Pero, aun así, se puede percibir una cierta decadencia. El cenit del camp británico se produjo en 1915, cuando el actor Ernest Thesiger (posteriormente protagonista del clásico camp La novia de Frankenstein) volvió de luchar en el frente occidental y fue preguntado en una fiesta de sociedad cómo había sido ser soldado en la batalla de Ypres: «¡Oh, Dios mío, el ruido! ¡Y qué gente!» (Thesiger también dijo haber intentado unirse a un regimiento escocés: «Pensé que una falda escocesa me quedaría bien, por lo que me presenté voluntario en el cuartel general londinense de los escoceses, pero mi acento escocés, improvisado para la ocasión, aparentemente no fue muy convincente»[161]). Esto podría definirse como una forma de devaluación camp: toma una realidad apocalíptica y la reduce al nivel de una excursión desagradable a la playa. La campaña de Johnson a favor de las patatas fritas con sabor a cóctel de gambas es más bien una inflación camp: toma un agravio apenas real y lo hincha hasta convertirlo en una catástrofe política. La diferencia es la



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